El desperdicio alimentario es un problema global que afecta no sólo la economía y la seguridad alimentaria, sino también el medioambiente.
En un mundo donde millones de personas padecen hambre, el desperdicio de alimentos es un claro indicador de desigualdad y mala gestión de recursos.
Además de representar una pérdida económica considerable tanto para los hogares como para el sector agrícola, la producción y eliminación de alimentos desperdiciados contribuyen significativamente a las emisiones de gases de efecto invernadero.
Se estima que el desperdicio alimentario genera entre el 8 % y el 10 % de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Para hacernos una idea, su contaminación equivale a 30-35 veces las emisiones que emiten todos los vehículos de España durante un año o casi 5 veces la contaminación del sector de la aviación.
Según la FAO, aproximadamente un tercio de los alimentos producidos a nivel mundial para el consumo humano se pierde o se desperdicia. Esto equivale a cerca de 1.3 mil millones de toneladas por año.
Cuando los alimentos se desperdician, también estamos desperdiciando todos los recursos utilizados para producirlos, como el agua, la energía y la tierra.
Además, al descomponerse los alimentos en los vertederos, producen metano, un gas de efecto invernadero que es 25 veces más potente que el dióxido de carbono.
Por ello, es crucial abordar esta cuestión desde múltiples ángulos para reducir su impacto ambiental, económico y social.
El desperdicio alimentario en Europa
La Unión Europea se ha comprometido a reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita en el comercio minorista y en el consumidor para 2030 (comparado con los datos de 2020), en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS 12.3).
Para ello, la Comisión Europea ha propuesto un amplio paquete legislativo sobre agricultura y medioambiente, así como una revisión de la Directiva Marco sobre Residuos con medidas de economía circular en las cadenas agroalimentarias.
Para 2027, los países miembros deben reducir un 30 % su desperdicio alimentario en el sector minorista y un 10 % en la manufactura y procesado.
El desperdicio alimentario en España
España es el sexto país de la UE que menos alimentos desperdicia. Una posición positiva teniendo en cuenta la importancia del sector hostelero en nuestro país.
Aun así, en 2022 los hogares españoles generaron un total de 1.202 millones de kilos/litros de alimentos desperdiciados. Este número refleja una disminución del 6,1% con respecto al año anterior.
La pasta, los platos preparados y embutidos son los alimentos con peor aprovechamiento en contraposición a frutas, verduras, hortalizas y leche cuyo desperdicio se vio reducido en relación al año anterior.
A pesar de que comer fuera del hogar es una tendencia creciente, el desperdicio alimentario extradoméstico se reduce, es decir, gestionamos mejor lo que comemos fuera de casa, donde más de la mitad de los consumidores no tira nada.
Datos extraídos del Informe del desperdicio alimentario en España 2022.
Importancia de los envases en la lucha contra el desperdicio alimentario
Una de las soluciones más efectivas para combatir este problema es el uso de envases alimentarios adecuados.
Los envases no solo protegen los alimentos de daños físicos y contaminación, sino que también ayudan a prolongar su vida útil, lo que reduce significativamente el desperdicio de alimentos.
Los envases prolongan la vida útil de los alimentos
Los envases alimentarios están diseñados para mantener los productos frescos durante más tiempo.
Utilizando materiales específicos y tecnologías avanzadas, los envases pueden retardar el deterioro de los alimentos, conservando su calidad y condiciones organolépticas.
Esto es esencial para reducir el desperdicio, ya que permite tanto a consumidores como minoristas y productores almacenar alimentos durante más tiempo sin que se estropeen.
Protección contra contaminantes externos
Un envase adecuado protege los alimentos de contaminantes externos como bacterias, polvo y productos químicos. Esta protección es crucial para evitar enfermedades transmitidas por los alimentos y reducir el desperdicio causado por la contaminación.
Prevención de daños físicos
Los envases también juegan un papel fundamental en la prevención de daños físicos a los alimentos durante el transporte y almacenamiento. Esto es especialmente importante para productos frágiles como frutas y verduras, que pueden dañarse fácilmente sin un envase adecuado y que sería desechadas por los consumidores.
Control de la humedad y la oxidación
Muchos alimentos son sensibles a la humedad y la oxidación, lo que puede acelerar su deterioro. Los envases modernos están diseñados para controlar estos factores, manteniendo los alimentos en condiciones óptimas durante más tiempo.
Los envases facilitan el almacenamiento y transporte
Los envases alimentarios están diseñados para ser prácticos y fáciles de almacenar y transportar. Esto no solo ayuda a mantener los alimentos en buen estado, sino que también facilita una distribución eficiente, reduciendo el riesgo de desperdicio durante el proceso logístico.
Cómo puedo contribuir a reducir el desperdicio alimentario
El desperdicio alimentario es un problema significativo con graves consecuencias para el medioambiente y la economía, además de contribuir a la desigualdad.
Sin embargo, con la adopción de prácticas sostenibles, la educación y las políticas efectivas, podemos reducir significativamente este desperdicio y su impacto en el cambio climático.
En nuestra mano está adoptar algunas medidas que pueden suponer una gran diferencia:
- Planifica tus comidas y compras: La falta de una planificación adecuada al comprar alimentos resulta en un exceso de compras que, eventualmente, terminan en la basura.
- Almacenar los alimentos correctamente: Una conservación inadecuada de los alimentos puede llevar a su deterioro prematuro.
- Cocina de aprovechamiento: Utiliza las sobras para crear nuevas comidas con recetas originales.
- Compra lo que necesites: Evita las compras compulsivas o hacer la compra con hambre.
- Infórmate: Comprender cuestiones como la diferencia entre fecha de caducidad y consumo preferente provoca que muchos alimentos se desechen prematuramente.
Cada individuo, empresa y gobierno tiene un papel que desempeñar en esta lucha crucial para proteger nuestro planeta.